Hace unos días, mi hija me preguntó cómo saber, de entre todos sus compañeros, quién es su amigo y quién no. A lo largo de mi vida, he tenido la fortuna de contar con muchos y muy grandes amigos. Personas que han aportado no sólo compañía, sino una especial riqueza a mi experiencia de vida. Sin embargo, también me he equivocado al pensar que los amigos deben de ser totalmente "incondicionales"...incluso por encima de sus necesidades e intereses. Esta forma de ser egoísta, revela una baja autoestima, que en el mejor de los casos, podemos comenzar a resolver: a cualquier edad, conocernos, descubrirnos, permanentemente tendría que ser una prioridad. Y es que, como en un espejo, aquellos con los que empatizamos, reflejan cualidades e incluso
defectos de nuestra propia personalidad. De ahí, el enorme valor que puede llegar a tener un amigo.
Comments